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Religión, vida pública y política

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Desde luego, quien auguró aquello de que lo religioso desaparecería de la vida pública para quedarse en la esfera privada de las personas, no pudo acertar menos. Estas recién pasadas Navidades son más que una excelente prueba de ello.

Se resiste lo religioso a desaparecer de la vida pública. Nos resistimos los creyentes, a perder la libertad de poder vivir nuestra fe en todas las dimensiones de nuestra vida, también en el espacio común público, y de poder aportar todo el inmenso caudal positivo que lo religioso aporta a la sociedad.

Pese a que, y aquí viene el tomate de la cosa, sí que haya gente que se empeñe una y otra vez, del modo que sea, en sacar lo creyente de la vida corriente, como implacables enemigos de todo lo que recuerde a religioso, aunque eso suponga más que evidentes perjuicios para todos, creyentes y no creyentes. Ahí están las medidas que el Ayuntamiento de Córdoba ha tomado en torno a la subvención de las asociaciones católicas, recortando las ayudas económicas directas a oenegés creyentes de marcado carácter social: la Fundación Bangassou que trabaja en Centroáfrica con el obispo cordobés Juan José Aguirre, Adevida, Red Madre, Esclerosis Múñtiple, Proyecto Hombre, Asociación Cáncer, San Juan de Dios, y más aún. Enemigos de lo religioso, se convierten en enemigos de los que más sufren y a quienes ayudan estas asociaciones creyentes, muchas veces las únicas que les ayudan.

Y junto a ellos, como cobertura ideológica, están los que quieren deformar lo religioso presentándolo como negativo y enemigo del hombre, y se ocupan y preocupan por caricaturizar, engañar y difamar lo religioso, con el objeto de sacarlo de la sociedad y de la mente y el corazón de las personas como si fuera un terrible virus… incluso por encima de la libertad y el propio criterio de aquellos a quienes supuestamente se quiere “liberar” de lo religioso. Y es que en el anticlericalismo, en lo antirreligioso, hay una profundísima veta dictatorial y totalitaria de esa casta superior ideológica que sabe lo que conviene y lo bueno para todos. Los que hace un año nos solidarizamos con Charlie Hebdó tras su atentado, vemos cómo incapaces y rastreros, deforman lo religioso con su portada de aniversario, uniendo cualquier creencia religiosa con la violencia asesina de los fanáticos integristas mahometanos. No sabemos si es la cobardía de no poner una caricatura de Mahoma, o la conciencia del laicista agresivo que se sabe enemigo de cualquier religión.

Es por eso por lo que indigna tantísimo, y nos hace sospechar otro tanto, de concretas actuaciones y medidas que nuestros políticos toman, o de realidades de nuestro mundo que tratan de justificarles, con ese sesgo tan peligroso del que va contra lo que otros creen y piensan, justificado en sus criterios, en este caso, antireligiosos. Y ese tono tiene lo sucedido en torno a las cabalgatas de Reyes de nuestro país en las ciudades gobernadas por los populistas de izquierdas, deformando el sentido profundo y religioso cuando no eliminándolo por completo, para dejarlo en un panfleto laicista y multicuturalista que quiere acabar con toda referencia a lo creyente. En Córdoba ni salió por amenazas de lluvia -no cumplidas… y poco realistas…-, aunque ya antes habían eliminado cualquier carroza con referencia religiosa, pero ahí está Valencia o Madrid como botón de muestra.

Cabe aquí hoy a modo de advertencia el poema, como eco de un sermón pronunciada en 1946, de Martin Niemoller, pastor luterano, y que erróneamente se atribuye a Bertol Brecht.

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Quizás, una frase más cabría, y es la de que como yo no era católico, cristiano, creyente, tampoco hice nada cuando quisieron echarlos de la vida pública, pero hoy ser capaces de criticar a quienes hacen de lo antirreligioso un motor de su política, al margen de las convicciones personales, ser capaces de criticar las medidas que van contra lo religioso, es defender la libertad y la dignidad de todos, la libertad de poder pensar cada cual como sienta que es el camino de la verdad.


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